domingo, 20 de mayo de 2018

Cada 19 de mayo...

Cada 19 de mayo me levanto con la alegría de la segunda oportunidad que la vida le regalo a Francina.
Fue el 19 de mayo de 2013 cuando mi pequeña de 6 meses entro a un quirófano para ser operada a corazón abierto, a vida o muerte...
Su cuerpo de apenas cinco kilos, un bebe que apenas podía voltearse en la cama porque le fallaban las fuerzas. Sus ventrículos estaban prácticamente unidos y sus ventrículos tenían algunas perforaciones que también mezclaban su sangre. Además un ductus arterioso que no cerró al nacer no dejaba llegar toda la sangre al corazón y una estenosis de la válvula pulmonar no permitía oxigenar la sangre a buen ritmo.
Seis horas de quirófano, en la sala de espera del antiguo hospital infantil de la Fe, viendo salir a los cirujanos de otras operaciones a informar a las familia, allí mis padres, mis suegros, mi prima Elena, Elías y yo, todos sin palabras, temblando, serios... 
A las cinco horas de estar separadas me sonó el móvil, un número largo desconocido, al descolgar, una voz alegre me dijo: "Soy la hermana de Sandra (una amiga), trabajo en los quirófanos de la Fe y a Francina ya le han colocado el corazón en su cuerpo y ha nombrado a la primera sin necesidad de electroshock, tardara una hora en salir porque tienen que cerrar y coser". Yo no podía dejar de llorar, como lo hago ahora mismo al recordar, Elías perdió la fuerza y cayó al suelo llorando, todos nos abrazamos en un llanto interminable. 
La siguiente hora se hizo más corta, cuando nos citó el cirujano en la puerta de la UCI con mi bebé lleno de cables y tubos, dormida, nos explicó la operación. Dijo que había sido más complicada de lo esperado, que no imaginaban que su corazón era un queso de gruyere lleno de agujeros, pero que mi bebe era una luchadora, que su fuerza les había impresionado. Cómo nos vio tan alegres nos avisó que las primeras 48 horas era vitales para saber el éxito de la operación, pero yo ya no dudaba de niña, de mis plegarias a Dios, de las plegarias de mi familia a la Virgen de la Estepa que estaban visitándola en cada novena a rezarle por Francina.
El horario de visitas era pobre, a las 6:30 de la mañana tras el cristal, y el resto del día tres visitas de 30 minutos.
A las cuatro de la tarde que tuve la primera visita me tuvieron que poner una silla para que no me cayera redonda. Mi bebé, mi niña, mi vida,... Ya le habían desintubado y tenía un lloró afónico, mirándome con odio, preguntándome en su mirada porque permitía que le hicieran eso. Aunque le acariciaba la cabeza me la retiraba como podía, aunque estaba atada, demostraba su enfado conmigo.
Cada visita a la UCI veíamos que le habían ido quitando cables y aparatos, los médicos nos decían que estaban muy contentos con la evolución y que Francina era una guerrera estaban realmente impresionados con su fortaleza y su tesón.
Elías y yo estábamos durmiendo en casa de nuestro amigo Nacho en Valencia para estar cerca por si nos llamaban por cualquier motivo.
Nos habían dicho que la niña estaría en la UCI 5 o 6 días cómo era lo común en estas operaciones.
Al tercer día de operación, nos habíamos echado a descansar un poco entre la visita de las 6:30 y la de las 12 y nos sonó el móvil, con el estomago encogido conteste. Una chica muy amable empezó diciendo "no te asustes" y me calme. Pasaban a Francina a planta. Los doctores alucinaba con su fuerza, yo me agarre a mi niña en brazos y ella aunque se agarro fuerte a mi camiseta me giro la cara con desdén. Me costo 3 días recuperar su mirada, fue muy rencorosa.
Esos días, si bajaba a fumar o a tomar un café aprovechaba a visitar en la UCI a las familias que había conocido, me gusta servir de ayuda a que la gente se desahoguen y salí del hospital con grandes amistades.
Cuando nos fuimos a casa notamos muchos avances en Francina, desde que la operaron cambió su vida, tenía mucha más fuerza y energía. De su nacimiento a la operación, en 6 meses, había ganado solo 2 kilos porque usaba la energía para sobrevivir, sólo la semana del hospital ya ganó 4 kilos.
El 19 de mayo de 2013 Francina volvió a nacer, por eso es una fecha importante para nosotros.
Cuanto nos enseña Francina cada día, con su superación y su sonrisa. Gracias a la vida, gracias a Dios y gracias a Francina.

1 comentario:

  1. Duros momentos que merecieron la pena vivir francina es una gran luchadoes animo y felicidades familia

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