viernes, 18 de noviembre de 2016

Un colegio especial.

El otro día, hablando con una mamá del colegio de Francina (y una de mis mejores amigas), estaba contando cómo sentí yo todo el proceso de escolarización de Francina.
La verdad es que yo misma, al recordarlo, me sorprendo de cómo podía estar engañándome a mí misma de esa manera y pienso que es una cosa muy habitual que hacemos las mamás con niños especiales.
Quizá nos planteamos tantos objetivos que creemos que podemos hacer todo con ellos y no vemos la realidad cómo es.
Quizá también sea una manera que tengamos de proteger nuestros sentimientos, pero vamos, sea como sea yo cuando nació Francina, de repente, me quede ciega.
Cuándo Francina tenía 2 meses más o menos nos dijeron un poco las patologías más importantes que padecía, cómo era de grave su cardiopatía y que la tenían que operar (bueno eso nos lo dijeron con 15 días y a raíz de esa consulta le fueron mandando al resto de especialistas), siguieron, que si no tenía bazo, que si le faltaba una parte del cuerpo calloso,... era todo cosas negativas, que si tiene esto, tiene lo otro y tiene y tiene y tiene... bueno más bien era ”y no tiene y no tiene".
La neuropediatra cuando nos dijo que le faltaba una parte del cuerpo calloso nos dijo lo que significaba eso, porque para nosotras, mi madre y yo que estábamos en la consulta, nos parecían palabras nuevas y estábamos un poco a ver qué esperanzas nos daban con ella.
La neuropediatra nos dijo que los niños con esa patología podrían desde hacer una vida normal hasta ser vegetales, a mí la palabra "vegetal" me resonaba en la cabeza como luces de neón. Sin embargo nos recomendó empezar cuanto antes la atención temprana, y allá nos fuimos, a un centro de Atención Temprana que había cercano al Hospital Clínico de Valencia.
Enseguida que pasó la operación de corazón empezó con la atención temprana,antes no era bueno para ella estar relacionada con otros niños porque estaba muy delicada, aunque nosotros en casa intentamos estimularla todo lo que podíamos, yo busqué en internet, leí libros, intenté hacer todo lo mejor que yo podía, hice cursos, postgrados...
Como yo veía muchos avances en Francina la verdad es que me pareció que podía llegar muy lejos.
Francina empezó a ir Atención Temprana y empezó a agarrar cosas, a ponerse en pie, aunque le costó mucho, estoy hablando de que tendría dos años y medio, luego cogiendose a las barras o a nosotras consiguió dar algún pasito aunque todavía le faltaba mucha fuerza muscular, no se mantenía bien sentada y llevaba un asiento postural,... sin embargo, cómo podemos ser las madres de ilusas, yo en todo momento pensaba que Francina iba evolucionando muy bien.
Mi vida social había descendido porque todas mis fuerzas y todo mi tiempo iba dedicado a Francina, quizá por eso que no tenía niños sanos alrededor con quién comparar no era capaz de ver la distancia tan abismal que había con los niños de su edad y hasta soñaba con apuntarla al colegio más cercano de mi casa donde ella tuviera sus apoyos.
Estaba claro que carencias tenía pero nunca pensé que debería ir a un colegio especial y cuando llegó marzo que tendría  dos años y medio y nos mandaron ir al colegio especial de nuestro municipio para matricularla para mí fue un jarro de agua fría, no sé porque no me lo había planteado y cuando llegó el momento fuimos a matricularla y nos hicieron preguntas, la valoraron, la miraron y la verdad es que ese día habia pocos niños por los pasillos y de los que vimos muchos estaban hasta mejor que Francina, algún carro vimos, pero pocos niños porque fuimos en una hora que estaban los niños en las aulas, pero fue muy duro yo no sé porque no me había planteado esa situación y tampoco sé porque en aquel momento me resultó tan duro y me parecía fatal que a mi hija le hubiese tocado ir a un colegio especial y mira que aún no caminaba ni sabíamos si caminaría.
Salí mareada y llorando de la reunión como si hasta ese día no me hubiera dado cuenta de que Francina tenía una discapacidad.
Parece mentira que tuviera tanta dudas, ¿donde iba estar Francina mejor que en su colegio?; El caso es que cuando empezó en septiembre el colegio, (el primer día fue súper duro para mi) vino tan contenta del colegio, cuando pasó un mes, dos meses, llegó Navidad y Francina había avanzado tanto, dentro de su ritmo, me di cuenta de cómo nos engaña la cabeza y no entendía como yo no había podido pensar que ese era el mejor destino para mi hija. Que ciegas estamos las madres a veces.
El otro día cuando lo comentaba con esta mamá y le contaba esta situación no se lo podía creer, me verá ahora tan realista que le extraña de mi,  pero es que esto no ha sido un camino fácil y a veces nos autoengañamos para proteger un poco nuestro corazón. Cuando llegó el Festival de Navidad, de ese primer año de cole, es donde yo vi a todos los alumnos del colegio juntos y fue un festival impresionante, me pasé llorando desde el minuto uno hasta las 3 horas que por lo menos duró, era en el mismo colegio y la verdad es que eso me impresionó, ver el gran trabajo de los maestros, me impresionó ver a niños que estaban mejor y soñaba con que mi hija pueda llegar a ser como ellos, me impresionó ver a niños que estaban peor... todo me impresionó. Salí feliz de ver el trabajo que se hacía en el cole y me di cuenta de que mis lágrimas eran de felicidad, ese día sentí que había dado el primer paso para ser una Mami especial.
En ese momento que te empiezas a hacer a la idea de que tu hija es especial entonces pasas un momento (por lo menos yo) de pena, de pena de que nazcan los niños con problemas así, sin embargo conforme te vas haciendo a la idea del objetivo que te ha planteado la vida piensas que ha sido una oportunidad, una oportunidad de crecer, de ser mejor persona, de conocer a otra gente, de aprender a valorar lo bueno de la vida y no juzgar tanto lo malo; y ha sido una lección de vida conocer a Francina y como ha ido enseñándonos cosas en el camino, es mi mejor maestra y me ha enseñado sobre todo emocionalmente a madurar y hoy por hoy estoy super orgullosa de que mi hija vaya a un centro como Sant Cristòfol donde los maestros se matan por nuestros hijos como si fueran suyos.

Para mi hija es el colegio que necesita, pero entiendo perfectamente a aquellas familias con hijos especiales con un grado de afectación ínfimo que luchen para que sus hijos sean incluidos en la escuela ordinaria con los apoyos necesarios, en éstos niños sobre todo, el dinero del estado es una inversión, si son capaces de incluirse, de ser en un futuro trabajadores que coticen para nuestra sociedad habrá sido un gran trabajo y una inversión más que justificada. Es indispensable que exista la educación inclusiva para aquellos para quienes es lo más adecuado y la educación especial, para los que cómo Francina, necesitan una atención más especializada.
Gracias a la vida y gracias a todo el pequeño gran mundo que se ha creado alrededor de Francina, desde amiguitos, mamis, profesionales del cole, médicos... gracias, muchas gracias a todos por ayudarnos a dar todos estos pasos tan complicados y estar al lado de nuestros hijos.

1 comentario:

  1. Mi hija está al límite. Hasta los 16 años estuvo escolarizada en un centro ordinario, desde los ocho con acoso porque era diferente, en el cole no hubo muchos profesores que me ayudaran,y padres menos. El resto es como tu carta cuando me dijeron de un CEE lloré mucho, pero desde los dieciseis a los veintiuno han sido los mejores años de ella. La aceptación nuestra es muy importante lenta y dura pero llega. Este año Teresa trabajando y sigue feliz. Me he emocionado mucho con tu carta.

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