viernes, 25 de agosto de 2017

Ni mi Dios ni tu Alá.

Cada vez que a nuestro alrededor vemos el dolor de otros tras un atentado terrorista  nos duele a nosotros, nos llenamos de impotencia, de miedo y de rabia.
Pienso que a veces hasta decimos cosas que no pensamos, sobre los "moros", "árabes" o "musulmanes" porque yo tengo amigos musulmanes que considero incapaces de hacer daño a nadie.
Yo quiero un mundo de todos, no quiero tener miedo a ir una gran ciudad, a estar en un acto multitudinario ni en una estación, pero no lo puedo evitar, tengo miedo.
No puedo entender que cristianos ni musulmanes, ni ateos, ni budistas, ni nadie en el mundo entero siga echando la culpa a la Inquisición de nada de lo que acontezca a nuestros días. Que armen una guerra contra los que ya no están.
Los cristianos que formamos la iglesia ahora nada tenemos que ver con aquellos de entonces, los que fueron a matar muerieron en el campo de batalla seguramente, no tenemos en nuestras ventas su sangre, ni en nuestra cabeza sus ideales.
Si hay un Dios, un Alá, o un quién sea, no perdonará a nadie que mate en su nombre, ni antes, ni ahora. No perdonará a nadie que cierre las puertas de su país y dejé morir al hambriento y necesitado.
Si hay verdaderamente algo ahí arriba estará asustado de vernos a los que estamos en la tierra matándonos entre nosotros, odiándonos por el color de la piel, la religión o los ideales políticos, incluso por las clases sociales.
Pues si, hay un grupo de enfermos mentales ahora mismo, obsesionados con el pasado histórico de su cultura, queriendo recuperar una guerra pasada sin ningún sentido, espero que después no vengan los romanos y sea la historia de nunca acabar, pero el resto de los humanos no podemos ponernos a su altura, si no ¿Quién es peor persona?.

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