martes, 29 de marzo de 2016

Mi reflexión de la Pascua.

Todos tenemos una historia de resurrección. Un momento en la vida en el que hemos tocado fondo y hemos podido salir a flote de nuevo.
Una historia o varias... Al menos así lo siento yo.
Cuando esperamos un hijo, lo pensamos, pensamos como creemos que va a ser la experiencia, como será el encuentro, las cosas que nos gustaría enseñarle, que quisiéramos para llenar su vida de felicidad. Pero cuando nace con una discapacidad es como si todo eso que hubiéramos soñado e imaginado muriese, algo pone de luto nuestro corazón y pasamos un tiempo de Calvario, unos más largo y otros más corto.
De repente, un día, cuando menos te lo esperas, descubres que tienes un bebé precioso, que sonríe y es feliz y sientes que todo aquello que murió ha resucitado, ha sido rescatado, ahora es diferente porque es tu hijo quien va llenando cada espacio triste, quien te va enseñando lo que necesita él y lo que necesitas tú.
Las cicatrices del primer dolor no se borran, siguen siendo una parte de esta historia de resurrección, como Jesús lucia unas cicatrices en sus manos y en sus pies, sin embargo es una buena noticia, tu hijo está aquí, te espera, te invita a luchar por él y te sonríe y abraza cada vez que te ve caer.
Doy gracias Dios por elegirme para cuidar a Francina, por darme fuerzas cuando flaqueo, por darme lágrimas cuando necesito descargar la mochila de sentimientos.
Feliz Pascua a todos. Descubrir vuestra historia de resurrección y sonreír.

3 comentarios:

  1. Mi niña preciosa, es un ejemplo para todos y sobre todo tu, Ruth. Que suerte tiene Francina de tenerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Sonia! Somos los que somos gracias al apoyo y cariño con el que todos nos habéis rodeado.

      Eliminar
    2. Gracias Sonia! Somos los que somos gracias al apoyo y cariño con el que todos nos habéis rodeado.

      Eliminar