viernes, 15 de septiembre de 2017

Enfados, humor, paciencia, libertad, perdón...

Esta mañana me ha llamado mi marido preocupado al leer una entrada en mi Facebook, decía que había leído publicado en mi muro un artículo sobre no acostarse por la noche enfadados, y me preguntaba si es que ayer me dormí molesta con él.
A mi me ha dado la risa. Mis estados de Facebook no suelen ir dirigidos a nadie, no van con segundas ni con indirectas, yo soy más honesta con  mi gente, sólo me gusta compartir los artículos, frases, fotos,... interesantes que leo de otras personas y anoche leí un texto con el que estaba muy de acuerdo.
Trataba sobre la importancia de no acostarse enfadados con los hijos o la pareja, yo nunca lo hago, bueno, en general yo me enfado pocas veces en la vida, no sé si el motivo es el camino tan complejo que me ha puesto Dios lleno de obstáculos o por que ya tengo treinta ocho años y he ido haciendo criba de lo que tiene importancia o no para ocupar mi cabeza y quitarme el sueño. Ya no tengo quince años para dejar los temas sin resolver, si hubiera tenido un problema con Elías lo hubiera conversado en el momento, no soy de dejarlo estar.
El caso es que me ha hecho pensar como afectan los estados de Facebook en las personas que nos rodean, en que otros puedan pensar "¿Lo dirá por mi?" O algunos ciertamente quieran decirlo indirectamente para otras personas, yo soy tan inocente que no me daría por aludida si alguien escribe algo para mí, pienso que cualquier adulto hace como yo, si tiene algo que decirte, lo dice. A veces Elías si se enfada se pone todo serio y en silencio y al rato me pregunta " ¿No te das cuenta de que estoy enfadado?", Yo siempre le digo lo mismo, que si tiene algo que decirme, pues que hable, que no voy a ir adivinando que pasa, o aunque lo pueda intuir, las cosas se hablan, cada uno explica su posición, se explica y se llega a un entendimiento. Que ya son ganas de pelear a lo tonto, siempre hay que buscar el encuentro.
También me ha hecho pensar que cuando leí el artículo sobre no dormirnos enfadados, si me ha pasado alguna vez, no con Elías, la última vez que me pasó fue con el tema de los aparcamientos de discapacitados en el Campus Delfín y estuve una semana enfadada contra el mundo y al final decidí vivir mi lucha de otra manera y relajarme, pero tuvo que darme una colleja mi amiga Virginia para que me diera cuenta, creo que no me volverá a pasar.
Los temas que tienen solución se solucionan, los que no, se dejan estar.
Lo que está claro es que es importante enseñar a nuestros hijos a resolver tambien así los enfados, a aclarar los problemas, a no quedarse con las espinas clavadas, a dormir con el día resuelto y a quedarse tranquilos si han pedido disculpas por lo que hayan podido ofender aunque la otra persona no haya sabido perdonar.
Francina me ha enseñado que la vida es muy dura para estar peleando con la gente por tonterías, para estar de mal humor, para perder un momento de placer, de café entre amigas, de silencio en casa o en la playa y sobre todo, para perder una noche de sueño placentero, así que la noche que mis hijas duermen bien, intento no dejar que ninguna preocupación evite mi encuentro con Morfeo.
Mi madre si que a veces se enfada y dice: "me lo van a notar", y yo siempre le digo que eso no se hace así, una persona adulta coge el toro por los cuernos, se pone  cara a cara con la persona que ha tenido un problema, si esa persona le importa, resuelve sus diferencias y ambas se quedan mucho más tranquilas. Todos somos diferentes, pensamos y actuamos diferente, esa es la riqueza del ser humano, así hemos de comprendernos.
No acabes un día sin haber resuelto los conflictos con una persona que te importe, es mucho más saludable y serás mucho más feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario